Toca reivindicar ahora los años en los que nació Camela y La ruleta de la fortuna, cuando Rosario cantaba a un gato que no hacía miau sino «uyuyu» y Raffaella Carrà escribía libros de cocina. La década en la que nacieron las series juveniles y tuvo lugar el éxito de la telenovela, la llegada de las televisiones privadas, con las Mama Chicho y las Cacao Maravillao, y los grandes concursos televisivos. La época del boom de lo celta, en la que nos dio por las versiones maquineras de éxitos no maquineros, el rumbakalao, los hipnotistas, y nos reíamos con Chiquito de la Calzada y con Makinavaja, el más entrañable, pero no el último, choriso de nuestro país.