En ocasiones, la vida te quema en las manos.
Andrea nunca sabe qué le apetece más, si besar a Tanner o atizarle un puñetazo. Tanner es un chico guapísimo, de mirada soñolienta y cuerpazo de bombero, pero también un ligón de marca mayor. Cuando están juntos, no pueden pasar más de cinco minutos sin discutir. Hasta ahora.
Tanner sabe que Andrea y él mantienen una tempestuosa relación de amor/odio desde el instante en que cruzaron las miradas, pero le gustaría dejar el odio a un lado para concentrarse en el amor. La desea. Hoy. Mañana. Pero cuanto más la conoce, más se da cuenta de que Andrea tiene un problema. La chica se tambalea al borde del abismo, y cada vez que intenta aferrarla ella resbala entre sus dedos.
Andrea ha perdido el control de su vida, y Tanner no puede hacer nada por rescatarla. Cuando todo se desmorone y ella se precipite a un pozo sin fondo, solo ella podrá rescatarse a sí misma.
A veces la vida te obliga a trabajar duro para que la historia tenga un final feliz.