Tras su paso por la guerra de Granada y las famosas campañas de Italia, que le valen el sobrenombre de Gran Capitán, Gonzalo de Córdoba se ve postergado por Fernando el Católico. Su popularidad, que el monarca percibe como una amenaza, lleva al rey a alejarlo de la corte y enviarlo como alcaide a Loja, en un destierro encubierto.
Mientras Gonzalo vive ese «destierro», tiene lugar en 1512 la batalla de Rávena entre los ejércitos de Francia y la Liga Santa, formada por España, el papado y Venecia. La victoria francesa causa estupor en la corte y los aliados de don Fernando reclaman la presencia del Gran Capitán en Italia. El rey se ve obligado a ordenar a Gonzalo que ponga en pie un ejército.