Con el mismo título que Juan Ramón Jiménez le puso a uno de sus poemarios moguereños, Irene Domínguez escribe este otro, merecedor de uno de los accésits del Premio Adonáis 2022 «por su poderosa evocación de la infancia y por la fuerza con la que describe la cotidianidad, las relaciones amorosas y la crisis generacional que afecta a tantos jóvenes de hoy», según opinó el jurado.
En su conjunto, llama la atención la autenticidad que revela esta colección de poemas, distribuidos en cinco secciones a modo de viaje escrutador por la propia biografía de la autora a partir de las típicas muñecas rusas (matrioskas). Así, Irene Domínguez elucida sobre acontecimientos de su trayectoria personal como son el entorno familiar y social en el que se forja su personalidad, sus conflictos emocionales, sus experiencias juveniles amorosas o su amable y confiada valoración del ser humano, destacando en ese proceso evolutivo existencial el punto de vista candoroso y franco desde el que cuenta cada una de sus historias, sabiamente engarzadas.
La intensidad de la voz lírica y la expresión ingenua y directa con que desvela literariamente la realidad, junto al pensamiento aglutinador de los diversos apartados del libro –en defensa de la feminidad y de la integridad de las personas en toda su pureza–, constatan el sentido moral que Irene Domínguez tiene de la creación poética.