Segunda parte de las memorias de Frank McCourt, iniciadas con Las cenizas de Ángela. El libro comienza con su viaje a Estados Unidos en 1949. Apenas tiene diecinueve años y su única compañía es un sacerdote al que acaba de conocer en el barco. McCourt desembarca en la ciudad que le vio nacer pero en la que se siente perdido y desamparado. Poco a poco, su situación mejora y el futuro escritor, tras una serie de precarios trabajos, terminará como profesor en el Instituto de Formación profesional y técnico McKee y más tarde en el prestigioso instituto Stuyvesant.