La saga de Rosales adopta en este segundo volumen el punto de vista del hijo de un terrateniente que rememora su infancia en las islas Filipinas, desde antes de la Segunda Guerra Mundial hasta la terrible posguerra que sufrió el país. Se trata de una época especialmente convulsa en la que los sucesivos colonizadores, españoles, norteamericanos y japoneses, fueron sustituidos por una especie de colonización interna operada por las oligarquías locales. Con este trasfondo de conflicto social, el narrador recuerda con nostalgia los diferentes dramas familiares, su lucha por ganarse el efecto de su padre y sus anhelos, nunca cumplidos, de lograr un mayor grado de justicia social para su pueblo.