Un día en la vida de un ama de casa es muy largo, entre las exigencias de los hijos y de su marido, la limpieza, la compra y la comida, apenas le queda tiempo para dedicarse a si misma, como por ejemplo darse un buen baño de espuma sin que nadie la moleste. De forma brillante y divertida, un ama de casa anónima reflexiona sobre su situación el día de su cumpleaños. Recibe llamadas de felicitación de amigos y familiares y, por supuesto, todos terminan apuntándose a cenar ¡en su casa!