El joven Ubajara se dispone a recorrer por primera vez una de las sagradas sendas ancestrales del pueblo guaraní, acompañando a su maestro Ysati. Es el suyo un viaje de transformación: partirá como un adolescente y volverá convertido en un hombre completo.
A lo largo de este relato lleno de poesía, la autora recrea la mitología y la cosmogonía de la cultura guaraní. Descubre, así, para el mundo occidental, una filosofía riquísima, una concepción espiritual del mundo en la que no tienen cabida ideas como mal, infierno o pecado.
La Tierra Guaraní se extendía desde Argentina, Paraguay y Uruguay, pasando por Brasil y Bolivia, hasta las Guayanas, una inmensa región verde dividida ahora entre estos países, pero unificada para siempre por una cultura. Sendas sagradas, los peabirú, recorrían bosques y selvas de estas tierras y servían para comunicar unos poblados con otros. Eran invisibles para quienes no las sabían buscar, impracticables para quienes no conocían sus secretos, sus accesos, su discurrir apacible entre colinas y humedales habitados por los espíritus del bosque.
Ubajara se dispone a recorrer por primera vez una de estas sendas ancestrales. Ysati lo ha escogido entre todos los jóvenes para que lo acompañe en su largo viaje de aldea en aldea. Partirá como un joven, un adolescente, y volverá convertido en un avá, un hombre completo. Es el suyo un viaje iniciático: aprenderá a ser un adulto y conocerá por boca de su maestro la fascinante concepción del mundo y la espiritualidad del pueblo tupí-guaraní.