Se hac237;a pasar por Anna Granger. Era delgada y de estatura peque241;a, pero ten237;a brazos bien musculados. Llevaba el tatuaje de la bandera de las barras y las estrellas en un b237;ceps y suficiente explosivo en su mochila de cuero para hacer que estallara en vuelo el avi243;n de la Nassau-Air. No quer237;a hacerlo, le horrorizaba hacerlo. Pero sab237;a que Drace no dudar237;a en matarlas, a ella y a su hija, la peque241;a Peyton, si se echaba atr225;s.
Si pudiera huir, ponerla a salvo...
Se present243; en el mostrador de la compa241;237;a, exhibi243; su pasaporte falso y factur243; la mochila. Huir237;a s237;, con ella, dejar237;a atr225;s su pasado. "No mires al diablo, no escuches al diablo, no hables con el diablo."
DOS CICATRICES
Una provocada por una herida de bala en el pecho, recuerdo de su pasado como polic237;a, y otra en el coraz243;n, por la muerte de su esposa... Es Owen Charteris, de Endor, Arkansas, un hombre alto y delgado, de alrededor de cuarenta a241;os, que ha elegido la paz y la soledad como forma de vida. Aunque la vida se empe241;ar225; en embarcarlo en una terrible traves237;a: averiguar el paradero de la nieta de su mejor amiga, su vecina, una anciana m233;dium. Una desconocida ha dejado en su casa a una ni241;a mal vestida y peor alimentada, su bisnieta. Tras aquellos ojos infantiles se vislumbra el fuego de un infierno.
QUINCE A209;OS
Demasiado tiempo sin ver a tu abuela para no recibir de ella una buena reprimenda. Eden Storey es actriz de doblaje: tiene treinta y tres a241;os y es mujer de piernas largas, llamativas caderas y estrecha de cintura. Es independiente y odia las ataduras, y quiz225; por eso la llamada de aquel hombre que le anunciaba que ten237;a una sobrina y que su abuela hab237;a sufrido un accidente la ha alterado tanto. Ni en sus peores sue241;os habr237;a sido capaz de representar la tragedia que se le ven237;a encima. Por fortuna, estaba 233;l. La primera vez que Owen la bes243; 8212;con pasi243;n, casi con lujuria- pens243; que no era correcto, apenas se conoc237;an. La segunda, dese243; aquella fuerza que proced237;a de 233;l; la necesitaba como el aire.